18 junio, 2009

ESTÁN AQUÍ MISMO

Que nadie piense que estamos viendo un video de lejanos países, ¡NO!, Aquí tenemos a los amigos italianos de nuestra derecha. Estos a los que hemos votado en las elecciones europeas para que dirijan nuestros destinos.

Es la mismísima Ministra italiana de Turismo del Gobierno Berlusconi –el de las bacanales lujuriosas-, Vittoria Bambrilla realizando el saludo fascista inmediatamente después de finalizar el himno italiano. No será la última vez que veamos estos actos. En Italia ya se están acostumbrando, es cuestión de tiempo y de eso la derecha tiene mucho. En septiembre de 2008, el Ministro de Defensa italiano pidió que se rindiera homenaje a los militares fascistas de la República de Saló, que entre 1943 y 1945 lucharon de parte de Mussolini y Hitler contra los aliados.
Es decir, la Memoria Histórica que las derechas quieren y se callan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí me ha recordado mucho al delegado del Movimiento en Ávila, sí, hombre, a este tan majo... el padre de Bermejo. Es cierto que ese saludo romano también puede tener un aire con Wenceslao Fernández, el padre de de la Vogue, no lo eleva tan alto como el progenitor falangista de José Pepe Bono, y lo mantiene poco en alto, a diferencia de los fascistas y camisas viejas como los antepasados de Zerolo. Tiene también ciertas similitudes con Cebrianito y su padre, los del Arriba, y parecería que responde a una orden del capitán Lozano reprimiendo la revuelta de Asturias en el 34. Aunque claro a fin de cuentas, no es de extrañar, Mussollini no fue más que un socialista exacerbado por el nacionalismo, es decir, una mixtura del dogmatismo Zapatero con bastante nacionalismo arzullesco, salpimentado por el extrmismo de Carod Rovireche. ZP tiene un problema, le gustaría levantar el brazo al modo mussoliniano recordando al abuelo traidor, topo y represor, pero como parece que tiene las axilas pegadas con pegamento extrafuerte es bastante difícil. Además aunque es cuasi-perfecto, no puede hacer todo a la vez, y cómo va a levantar el brazo si al mismo tiempo está bajándose los pantalones ante el castrismo cubano o la teocracia islamista iraní. El pobre no puede con todo.