09 octubre, 2009

LA PAZ OBAMA

Después de lo vivido y sufrido con los neocons, un concepto diferente de las relaciones entre seres humanos, con otra visión del mundo, tiene que tener su recompensa, y eso es lo que ha debido pensar el Instituto Nobel de Noruega cuando ha decidido dar el Premio Nobel de la Paz 2009 al Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

Una gran y acertada decisión, pues reconoce sus esfuerzos por conseguir unas buenas relaciones entre los diferentes países que conforman el planeta, alejado del rancio imperialismo prepotente de su antecesor, el que tanta sangre ha hecho derramar por el mundo. Han sido la actitud y las decisiones de los anteriores gobernantes de la nación más poderosa, la que ha hecho ganar a Obama este prestigiado premio, ya que si no hubieran puesto el mundo al borde del abismo, no habría sido necesario que otro le salvara de la destrucción.

Barack Obama ha conseguido en solo unos meses, encauzar todo lo que George W. Bush, el presidente norteamericano más impopular de todos los tiempos, dentro y fuera de Estados Unidos, destrozó con su inutilidad. En este tiempo, Obama ha impulsado el proceso de paz en Oriente Medio exponiendo a los israelíes frente al espejo, fomentado la lucha contra el cambio climático y la promoción de energías renovables para un futuro limpio, alcanzado grandes avances para lograr un pacto sobre el desarme nuclear en el mundo, finiquitado el escudo antimisiles y activado las relaciones con Rusia, China y Europa, extendido la mano al mundo árabe y musulmán con un mensaje conciliador, desmantelado el limbo torturador de Guantánamo, empezado la retirada de Irak después de la terrible y sangrienta guerra ilegal llevada a cabo por fanáticos -religiosos, no musulmanes- ávidos del preciado petróleo, dirigido su mirada hacia Afganistán donde de verdad se encuentran quienes protegieron a los terroristas del 11-S, ha vuelto a comprometerse con las decisiones de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos, olvidado las guerras preventivas y optado por el diálogo y la negociación, intenta establecer una sanidad pública y gratuita para que ningún estadounidense se vea sin un básico seguro médico, capaz de pedir ayuda al mundo, ….. ¡¿Quien puede decir que este hombre no se merece el Nobel de la Paz?!

Con este premio no solo gana el Presidente Barack Obama, si no, todos los que luchan con los mismos ideales por una convivencia pacífica entre las personas de las diferentes civilizaciones de este, nuestro mundo.
Felicidades Barack Obama.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

"¡Qué quieren!: Obama entraba en plazo

Arcadi: Barack Obama, Premio Nobel de la Paz 2009, tomó posesión del cargo de presidente de los Estados Unidos el pasado 20 de enero; el 1 de febrero se cerró el plazo para presentar las candidaturas al Nobel de la Paz."

¡Guauuuu en ese tiempo todo lo que ha hecho! ¡Ni el hipócrita Al Gore o la embustera Rigoberta Menchú llegaron a tanto! Otros que se suma a la lista repletas de Arafats y demás ralea... patético...

Anónimo dijo...

"Nobel al mayor disparate

EDUARDO ÁLVAREZ

Qué pensará Alfred Nobel de que sus galardones se hayan convertido en los Premios Universales de la Tontería. La concesión del Nobel de la Paz a Obama ha supuesto tal disparate que si estos laureles conservaban algún prestigio, ya lo han perdido.

Objetivamente, nada justifica esta concesión al presidente de EEUU, que no ha cumplido aún ni sus 10 primeros meses en la Casa Blanca. Dice el jurado que se lo dan 'por sus esfuerzos extraordinarios por reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos'. ¡Sólo faltaría!

Si el hombre más poderoso de la Tierra no se esfuerza más que nadie en desempolvar la agenda exterior, estamos apañados. Pero, por ahora, incluso los 'obamistas' como el que firma estas líneas sólo podemos apreciar su extraordinario talante y mejor disposición. Y nada más, ni nada menos. Porque aún no le ha dado tiempo al hombre ni de aprenderse el nombre de los 200 jefes de Estado del planeta, como es lógico.

No busquemos explicaciones alambicadas y politológicas a la concesión de este premio, porque no las hay. Es mucho más sencillo. Los Nobel han dejado de ser galardones cuya prioridad es reconocer la excelencia en diferentes campos científicos para convertirse en una cita mediática anual que, por un lado, compite en glamour con los Oscar (si alguien cree que exagero, que repase en las hemerotecas los escotes de Magadelana de Suecia en cada ceremonia y los trajes de costura de su hermana Victoria, que para sí los quisieran Penélope o Kate Winslet), y, por otro, rivaliza con el COI a la hora de congraciarse con países hasta ahora en la penumbra, y por eso dan a quien dan cada año la 'estatuilla' de Literatura, como bien explica en este blog mi compañero Robles.

Está claro que Obama es el hombre de moda, el único mandatario que puede rivalizar con los actores de Hollywood y con los astros de ese negocio llamado fútbol. Y yo comprendo que el jurado de los Nobel, que me da que lo deben de formar gentes bastante aburridas, no se haya podido rendir a la tentación...

Humanos somos todos (bueno, unos un poco más que otros), e igual que Berlanga ponía 'un pobre en su mesa', estas lumbreras quieren poner en su mesa el próximo diciembre a la estrella intergaláctica para amenizar la velada y dar lustre a la cosa.

Pero esto no hay quien se lo pueda tomar en serio. Aunque, claro, igual tampoco debimos tomárnoslo cuando les dieron el Nobel de la Paz a Henry Kissinger o a la Madre Teresa de Calcuta, la verdad... O, por abrir el foco, cuando le dieron el Príncipe de Asturias a Fernando Alonso (que lo de dejarse eclipsar por los oportunistas ecos de la fama no es sólo cosa de académicos suecos).

En todo caso, teniendo como tengo a Obama por un hombre de extraordinaria inteligencia, espero que sea lo suficientemente listo como para devolverles, con todo el cuidado, el Nobel a los suecos y que coronen, si quieren, a Sting o a Leonardo Di Caprio, que también atraerán prensa.

Y que no se preocupe el presidente de no hacerlo para no dejar en ridículo al jurado, porque más que éste lo ha hecho ya, es imposible. Pero si a Obama le puede más el 'síndorme Gandhi', que se prepare para salir de la Casa Blanca muy escaldado: porque con este Nobel debajo del brazo, nadie le va a exigir menos que ser capaz de resolver él solito el conflicto de Oriente Medio y hasta poner tregua a la guerra entre Belén Esteban y la Campanario.

Pobre Obama, ¡qué faena le han hecho!

Anónimo dijo...

ANÁLISIS | El mundo en clave

Un premio prematuro e inoportuno

Cuando entró el sms en mi móvil con la noticia- "Barack Obama gana el premio Nobel de la Paz"- pensé que se trataba de una broma. Luego descubrí que a muchos en Estados Unidos les ha pasado igual. No se lo creían. El primero, el propio presidente, que salió al jardín de la Casa Blanca para declararse "sorprendido" por el premio. ¿Tenía que haber añadido "horrorizado"?

Muchos analistas estadounidenses piensan que sí. Porque este premio voluntarista, o inspiracional, o como quiere llamarse, puede resultar siendo un regalo envenenado para el presidente de EEUU.

El galardón del comité noruego es, a todas luces, prematuro. Obama es el cuarto presidente de EEUU que recibe el Nobel. Pero sólo el segundo que lo hace estando en el Despacho Oval. El primero, Theodore Roosevelt, lo recibió en 1906, después de haber dejado la Casa Blanca, por su papel a la hora de poner fin a la guerra ruso-japonesa. El segundo, Woodrow Wilson, lo consiguió como inquilino del Despacho Oval en 1919, por fundar la Liga de Naciones y contribuir al diseño del mundo tras la I Guerra Mundial. El tercero, el nefasto Jimmy Carter, tardó casi un cuarto de siglo en conseguirlo.

¿Obama? Casi nueve meses en el cargo. Y una larga lista de tareas que no sólo están pendientes, sino que seguirán estándolo en gran medida después cuando salga de la Casa Blanca, dentro de tres o siete años. He aquí a los trabajos de Obama que tienen que ver con la paz en el mundo:

* Guantánamo: sigue abierto.
* Irak: las tropas continúan allí hasta 2011.
* Afganistán: se estudia el envío de 40.000 soldados más, lo que hace pensar que la guerra se alargará unos años.
* Irán: acaba de celebrarse una reunión en Ginebra que podría- o podría no- desembocar en una solución del enfrentamiento nuclear.
* Oriente Próximo: Obama no ha sido capaz de arrancarles a los israelíes el compromiso de poner fin a los asentamientos en territorio palestino.
* Acabar con las armas nucleares en el mundo: ya lo soñó Ronald Reagan, y el propio Obama ha señalado que posiblemente acabe su mandato sin verlo.

Además de prematuro, el premio es inoportuno. Le llega apenas una semana después del malogrado viaje a Copenhague, que restó kilos de glamour a la pareja presidencial. Por último, el galardón contribuye a dividir a los estadounidenses, ya de por sí enfrentados en pro y anti Obama (casi como lo estuvieron con Bush). A partir de ahora, y por si le faltara poco, este regalo escandinavo se convierte en una nueva vara de medir para el de por si agobiado presidente.

El comité noruego buscaba un candidato fuerte que devolviera el prestigio al galardón. ¿Por qué ha tenido que hacerle esta faena al pobre Obama?

Anónimo dijo...

¿Por qué no le dicen al amanuense de "LA PAZ OBAMA" que aprenda antes a escribir: "Barac", "comenzado HA desmantelar", "y HA entrar", "¡Quien?", "si no todos los que luchan..."?

Si además le enseñan a redactar, elimina la demagogia barata, los sofismas, tergiversaciones, manipulaciones interesadas y algunos de los gruesos embustes que gusta de soltar, quizá pueda, y digo quizá, empezar a tener un poco de credibilidad porque semejante pestiño cargado de burdas mentiras ornamentadas con el buenismo de salón de la progresía más cursi, repelente y analfabeta resulta hilarante a la par que patético.

Anónimo dijo...

Y ZAPATERO, NOBEL DE ECONOMÍA... JAJAJA

El Parlamento noruego que concede los Premios Nobel es un conciliábulo de progres a la violeta que se reúne una vez al año para otorgar unos galardones con la única condición de que ofendan a la inteligencia de, al menos, la mitad del planeta. Es una cosa así como nuestros premios Príncipe de Asturias, pero a lo bestia y mejor dotados económicamente, condición necesaria para que los iconos progresistas acepten ir a recogerlos.

Excepto Castro y Chávez, que incomprensiblemente todavía no han recibido su Nobel de la Paz, no hay zascandil encumbrado por la izquierda que no haya sido obsequiado con el famoso galardón. Cualquier distinción internacional que incluya en su elenco a personajes como Arafat queda desprestigiada automáticamente, pero en el caso de los Nobel asistimos a un declive progresivo que actualmente entra ya de lleno en el terreno de lo patético.

A Obama se le puede inculpar de muchas cosas, pero no de haber hecho algo por la paz como reza la acusación del Parlamento noruego en el texto con que ha hecho pública su elección de este año. El presidente norteamericano prometió cerrar Guantánamo, salir de Irak y acabar con "la misión humanitaria" de Afganistán, pero la base norteamericana en Cuba sigue a pleno rendimiento, los soldados en Irak haciendo exactamente lo mismo que con Bush y Afganistán sigue siendo un avispero de terroristas en guerra abierta contra la fuerza internacional, aunque Zapatero y su ministra sigan insistiendo en que aquello es una tarea de reconstrucción en la que las tropas sólo hacen trabajos humanitarios. Ciertamente no hay nada más humanitario ni pacifista que acabar con un batallón de terroristas islámicos, pero todos sabemos que el "humanitarismo" tiene un significado peculiar para los progresistas, aunque hasta el momento no se hayan dignado a bajar de la metafísica y explicar de forma coherente en qué consiste eso exactamente para ellos.
Con la concesión del Nobel de la Paz al estafador intelectual de Al Gore hace dos años, medio mundo soltó la gran carcajada. El listón estaba alto, pero debemos reconocer que los parlamentarios han superado el reto con gran solvencia. De paso se harán todos una foto con Obama –el verdadero motivo de la concesión–, que lleva camino de convertirse en el manto de la Virgen del Pilar para los progresistas, aunque más sonriente y menos milagroso, como acredita su trayectoria política desde que se convirtió en presidente. Sólo falta completar la nómina concediendo el Nobel de Economía a nuestro Zapatero, que se ha cargado la prosperidad de un país entero con sus medidas absurdas, pero, como buen progresista, lo ha hecho con la mejor de las intenciones. Si el Parlamento utiliza el mismo rasero que con Obama, con eso debería ser suficiente.

Anónimo dijo...

Galardón
Obama y el Nobel
Carlos Alberto Montaner

El presidente Barack Obama es el cuarto presidente norteamericano en recibir el Premio Nobel de la Paz y el vigésimo norteamericano al que le han otorgado el galardón. Tal vez los suecos y noruegos han cometido un error. Luego veremos por qué.

Antes que Obama, pasaron por Estocolmo los mandatarios Teddy Roosevelt (1906), Woodrow Wilson (1919) y Jimmy Carter (1992). A Roosevelt, quien creía que la guerra era una actividad de nobles caballeros que potenciaba las mejores virtudes de la especie, lo distinguieron por su mediación en el acuerdo que puso fin a la contienda ruso-japonesa. A Wilson lo premiaron por su apoyo al Tratado de Versalles con el que se selló el fin de la Primera guerra mundial (y se crearon las condiciones para la Segunda). A Carter, muchos años después de su salida de Washington, quisieron reconocerle los aportes del Centro que lleva su nombre a la solución pacífica de los conflictos y al alivio de los sufrimientos de las personas desvalidas.

¿Por qué le han dado el Premio Nobel a Barack Obama? En realidad, no lo han honrado por sus hechos –todavía muy limitados–, sino por sus intenciones y por ciertos síntomas que indican cuál es su visión del rol de Estado Unidos en la esfera internacional, algo que, por lo visto, concuerda con los objetivos del jurado que lo eligió. Ahí se inscriben sus reiterados mensajes de apaciguamiento a los árabes; su tibio apoyo a Israel; su decisión de acelerar la retirada de Irak (y, de ser posible, de Afganistán); las discretas conversaciones con la dictadura cubana; la cancelación del proyecto de instalar radares antimisiles en Polonia y en la República Checa, gesto que mejoró instantáneamente las relaciones con Rusia, y el resto de las señales que indican que estamos en presencia de un presidente pragmático convencido de que fue elegido para reducir sustancialmente el peso de su país en los asuntos internacionales.

En realidad, Obama responde a una de las dos tendencias que desde fines del siglo XVIII discuten cuál es la misión de Estados Unidos en la historia: los pragmáticos y los idealistas. George Washington tal vez fue el primero de los pragmáticos. Sostuvo enérgicamente una visión aislacionista que predicaba el alejamiento de los conflictos internacionales. La Ley de Neutralidad norteamericana (una traición a los viejos aliados franceses) fue promulgada en 1794, durante su presidencia, y luego resultó modificada varias veces a lo largo de la historia para adaptarla a las cambiantes situaciones internacionales.

Anónimo dijo...

El demócrata Franklin D. Roosevelt, por ejemplo, en 1935, cuando ya se escuchaban los tambores de la conflagración que se avecinaba, proclamó de nuevo la neutralidad norteamericana, lo que no salvó a Estados Unidos en 1941 del ataque a Pearl Harbor y de la inevitable entrada del país en la Segunda Guerra Mundial. Diplomacy, un viejo libro de Henry Kissinger (él mismo un consumado pragmático que no le hace concesiones a los principios) explica muy bien estas dos posiciones.

Los idealistas, en cambio, sostienen el criterio de que Estados Unidos, por su peso específico en el mundo y su condición de gran bastión de la libertad, la democracia y el progreso, tiene la obligación moral de llevar a cabo la misión civilizadora de defender esos valores y luchar contra la tiranía y el atraso. Si en el siglo XX Richard Nixon y Barack Obama son los santos patrones del pragmatismo, tal vez Teddy Roosevelt y George W. Bush (hijo) lo sean del idealismo.

En todo caso, la discusión de estas dos posiciones acaso sea inútil. La realidad impide que quien ocupe la Casa Blanca pueda evadirse de responsabilidades terriblemente desagradables. F.D. Roosevelt, pese a su instinto, acabó sus días presidiendo el mayor esfuerzo bélico de la historia. George Bush (padre), que estaba más cerca del pragmatismo que del idealismo, tuvo que invadir Panamá y hacerle frente a la Primera Guerra del Golfo.
Ocurre siempre. Barack Obama, seguramente muy a su pesar, aunque tenga sobre su mesa la medalla del Nobel, tampoco podrá escurrirle el bulto a los peligros de un Irán dotado de armas atómicas con la complicidad de Hugo Chávez. Y no podrá dejar desamparado a Israel en caso de un nuevo conflicto militar porque, paradójicamente, ese abandono tal vez traiga de la mano el incendio de toda la región y un barril de petróleo a 500 dólares. Cuando Obama, forzado por las circunstancias, se vea obligado a recurrir a la fuerza o a las amenazas, el Comité del Nobel de la Paz se preguntará si hizo bien en galardonarlo. Entonces descubrirá que fue un error precipitarse: se premian los hechos, no las intenciones. Eso lo sabe cualquier persona sensata.

Anónimo dijo...

Nobel de la Paz
El mundo mágico
José María Marco

Hay que reconocer que el Premio Nobel de la Paz no ha sido nunca un Nobel serio, como el de Medicina o el de Física. El de la Paz, como el de Literatura, pertenece a la categoría de los Nobel de broma, más o menos ideológicos, más o menos divertidos. En esto el de Obama no tiene nada de particular y los del Nobel han hecho una vez más el ridículo.

Sí que son nuevos los motivos de la Academia sueca o noruega para concederle el Nobel al presidente de Estados Unidos a los ocho meses de estar en el cargo y sin que haya logrado, por el momento, nada de auténtica trascendencia. Los motivos justificatorios confirman esta impresión. A Obama le han dado el Nobel por sus "esfuerzos extraordinarios por reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos", por "crear un clima nuevo para la política internacional", clima que ha conseguido que recupere su papel su posición central la "diplomacia multilateral". También ha tenido algo que ver "la visión de un mundo" sin armas nucleares y su "iniciativa" en cuanto al cambio climático.

Todo es futurible, por tanto, lo que significa, por lo menos en principio, que el Nobel tiene un significado que no se hace explícito.

Más que premiar una acción que ha conducido a unos hechos, los académicos han intervenido en la política norteamericana, que consideran propia, y han respaldado una línea. Ya sabemos cuál es: el diálogo, la diplomacia, la cooperación, un mundo sin armas nucleares. Pero hay más: la propia academia quiere ser protagonista en ese mundo multilateral que Obama está propiciando. Los académicos no sólo aplauden, quieren que contemos con ellos. El antiguo mundo de los empresarios y los soldados está dejando paso a otro de burócratas y terroristas. A partir de ahora tendrán que contar con los académicos.

La entidad futurible de la acción del galardonado sugiere otra hipótesis, y es que lo que se ha premiado no es un individuo sino un símbolo. Esto encaja bien con el hecho de que Obama se haya despersonalizado hasta convertirse en una marca que en vez de ofrecer realidades, evoca los deseos de cada uno y promete amoldarse a todos ellos con infinita ductilidad. Obama, o su imagen, los resume y los encarna todos con ese toque de magia que hace verosímil cualquier promesa, cualquier esperanza. Igual se ha podido premiar una iniciativa que un "clima" o que un símbolo post racial, como se dice.

Si los responsables del Nobel no han premiado a una realidad, es probablemente porque lo que ahora cuenta no es lo real, como no cuentan los resultados. Lo que vale son los procesos, las adaptaciones, los cambios, convertidos en los nuevos valores de unos Estados Unidos sin fronteras. Así se mecen los sueños de quienes han optado por un mundo virtual, sin asperezas. Lo mecen con mano de hierro, eso sí. Lo que ha quedado meridianamente claro es a quién y a qué política no le darán nunca el Nobel. Es como un mal chiste, una pesadilla.

Anónimo dijo...

¿QUÉ DESARME? ¿QUÉ MULTILATERALISMO? ¿QUÉ PAAAZ?

Podríamos decir que ni Obama podría haber llegado más alto, ni el Parlamento noruego tan bajo, pero el problema es que nuestras sociedades están tan desnortadas que ha dejado de estar claro qué es arriba y qué es abajo, y no está claro si el Parlamento premia a Obama dándole el Nobel u Obama premia al Parlamento dejándose premiar. Lo que sí está claro es que el espectáculo y el baño de masas para ambos está garantizado el 10 de diciembre, y de eso se trata. Obama se presentará como el redentor laico de la Humanidad, y el Parlamento noruego recogerá las migajas televisivas para rehabilitar un premio deslegitimado hace ya tiempo.

Lo que también está claro es que una sociedad occidental descreída, y cuyos problemas no desaparecen sino que aumentan, está buscando desesperadamente mesías que la salven. Nunca ha alcanzado un sentido tan rotundo la repetida frase de Burke, "cuando no se cree en Dios se acaba creyendo en cualquier cosa": que esta cosa sea un político en activo y además comandante en jefe del ejército más poderoso del mundo lo convierte en algo tenebroso; ahora Obama reúne en su persona el poder político del presidente y la autoridad moral del premio Nobel. El sueño de cualquier político de cualquier época: no está mal para quien hasta el momento no ha hecho nada por merecerlo.

Porque resulta increíble comprobar que ha sido premiado por algo que aún no ha conseguido: el desarme nuclear. Que se sepa, el único presidente americano que ha negociado con éxito la reducción de armas nucleares fue Ronald Reagan, que sí podía presentar resultados concretos en esta materia, además por supuesto en materia de defensa del Mundo libre, de apoyo a los disidentes y de persecución del Mal y la tiranía. Hay que recordar que el único acuerdo en materia de desarme nuclear, la reducción a cero de los misiles nucleares de medio alcance, se lo debemos a él: lo único que Obama ha hecho por el desarme es pronunciar un discurso.

(Continúa)

Anónimo dijo...

Pero es aún peor: no es que no tenga en su haber ningún éxito en materia de no proliferación: es que su política hacia Irán está dando alas al régimen de los ayatolás en su carrera hacia la bomba atómica. Su política de diálogo hacia aquel país y hacia el mundo musulmán no sólo no estimula el desarme: es una invitación para que todo el que quiera consiga la bomba, sabiendo que Estados Unidos, como dijo Obama en El Cairo, lo considerará un asunto interno. De seguir con la política que le ha dado el Nobel, Obama dejará un mundo con más armas nucleares del que se encontró, y en manos de gente más peligrosa.

Por otro lado, Obama no sólo no está llevando a cabo una política multilateral: está haciendo justo lo contrario. En el este de Europa, ha dejado a Chequia o Polonia –jóvenes democracias liberales– abandonadas ante el gigante autocrático ruso, y lo ha hecho unilateralmente, sin consultar con los damnificados, y ante las exigencias del Kremlin. Por otro lado, su política errática en Afganistán se caracteriza por haber abierto la puerta a la desconfianza entre los aliados, que cada vez piensan más en sus intereses que en los de la misión, y cada vez están más divididos en una guerra que es crucial.
En definitiva: Obama no ha hecho nada por el desarme nuclear; su política respecto a las democracias no tiene nada de multilateral; y por si fuera poco, y de seguir así, dejará un mundo con más armas nucleares, además en manos precisamente de quien no debería tenerlas nunca. Al nuevo premio Nobel puede recordársele en el futuro como un digno sucesor de Carter. En cuanto al Mundo libre, un retroceso. Y en cuanto al Parlamento noruego, ignoramos cuál será su próximo paso: quizá dar el Nobel a Zapatero, a Hugo Chávez o a Putin. Y entregarlo en Teherán, por supuesto.

Anónimo dijo...

Dicen que hubo un terremoto en Oslo cuando Alfred Noble se enteró de la noticia y se revolcó en su tumba.

El Premio era para el destacado luchador pro-vida y a favor de los Derechos Humanos, el médico cubanos Dr Óscar Elías Biscet, quien cumple una injusta condena en las ergastulas castrocomunsitas de 25 años de privación de libertad.

Anónimo dijo...

¿Cuántos meses lleva en el cargo? ¿Cuántos misiles ha desmantelado? ¿Cuántos acuerdos de no proliferación ha firmado? ¿Cuánta paz ha llevado a Oriente Próximo? ¿Por cierto.... en qué año estamos, en 2015? ¿Ya fue reelegido Obama?, ¿Ya hay 2 estados en Palestina? ¿Ya no tiene energía nuclear Irán?...... Creo que me quedé dormido desde el 2.009

¡Por favooor!

EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ FUE INSTUIDO POR EL INVENTOR DE LA DINAMITA Y AHÍ EMPIEZA TODO, PURA MALA CONCIENCIA Y POLITCA!!!


Albert Schweitzer se pasó años en África ayudando enfermos y Teresa de Calcutta la mayor parte de su vida antes de que fueran propuestos al Nobel y lo ganaran. A Gandhi no se lo dieron, ni a Vicente Ferrer, ni... ¡Y a Obama lo hacen candidato tras tres meses de presidente! Dos cosas han quedado claras: Obama triunfa con su lobby de imagen, no con sus acciones, y el premio Nobel debería definitivamente eliminarse.

Anónimo dijo...

¿Saben aquél que diu que va un grupo de suecos borrachos y le dan el Nobel a un novato? ¡Ha, ha, ha, ha, ha! Y ahora por Xiquito de la Calzada: ¡érase un pedaso de fistros suecos que...!

Ja, ja, ja...le dan el premio como consuelo por haber perdido la votación para los Juegos Olímpicos del 2016. ¡Qué barbaridad!

y qué pena... jajajajajajajaja.

¿Acaso este señor ha logrado algo para hacer realidad la PAZ? Las guerras en Irak y Afganistán siguen y hasta aumentarían los soldados en cada una. No descarta la opción militar en Irán. Sigue el bloqueo a Cuba y no ha cerrado Guantánamo. Claro, se lo han dado por la "buena intención" de lograr la paz. Si de intenciones pudiésemos vivir... lo que pasa que es megaguay y que aplaudir con las orejas semejante ridículo que deja a la academia sueca a los pies de los caballos... jajajaja.