28 diciembre, 2008

EN PALESTINA NO ESTA SCHINDLER

El mundo se estremeció cuando descubrió el tremendo holocausto que el nazismo había cometido. Seis millones de judíos murieron. Que decir de los guettos, como el de Varsovia, donde cientos de miles de judíos sufrieron la decadencia del ser humano.
Hoy los descendientes de aquellos judíos que sufrieron la abominación del hombre, han encontrado contra quién descargar todo el dolor que sus padres sufrieron.
Una sociedad a medio camino de la historia, anclada y prisionera de la religión, y a merced de cualquier avispado propagandista sin escrúpulos o de multimillonarios vividores de dinastías salidas de las mil y una noches que solo buscan almas ingenuas y sin maldad que utilizar, es la designada, por quién sabe que dios, para ser castigada con el fuego divino de la aviación judía. No hace falta crear campos de concentración, ni hornos, ni duchas, solo hay que mandar escuadrones de ángeles de hierro, para que arrasen ciudades enteras y descarguen su ira contra la población inocente. Es efectivo. Terribles serafines armados hasta los dientes a los que nunca puede llegar la piedra de la honda de David.

Muchos han intentado ocultar el holocausto nazi. Muchos intentan hacer ver que la guerra en Palestina es justa. No se que diferencia hay entre unos y otros. Lo que si que sé, es que estos judíos no son los abuelos que nos metió por los ojos Steven Spielberg en la lista de Schindler y habría que repensar como considerarlos.

NOTA: Solo hablo de judíos, pues en Israel no todos piensan de la misma manera. Son los mas religiosos e intransigentes, quienes demandan las políticas de muerte.

Como siempre, la religión y la muerte se unen.

1 comentario:

Alicia Mora dijo...

Efectivamente, no todos los judios son sionistas y terroristas.
Muchos hablan de paz y hay organizaciones que luchan por la concordia.,e incluso algunos están perseguidos.
La matanza sigue su curso de sangre.Es un crimen contra la humanidad y lo más terrorífico de todo es el silencio de la Comunidad Internacional. Un silencio que amordaza la voluntad para parar este genocidio.