
Después de las elecciones que quitaron la mayoría a los nacionalistas de la vasca periferia, son los denominados constitucionalistas los encargados de formar gobierno, siendo la iniciativa del PSE por ser el más votado. El pacto con el PNV se hacia imposible por querer seguir ostentando al lehendakari –Su desalojo de la lehendakaritza era imprescindible para visualizar el cambio y no volvieran a aprovecharse de los socialistas-. Solo quedaba una opción, el PP. De mano del Partido Popular basculaba la gobernanza del País Vasco. Sus opciones eran dos: o apoyaba a sus primos ideológicos del PNV, haciendo añicos toda su estrategia ultra-patriotera-españoleá antinacionalismos autonómicos, igualarse a los abertzales, y así alejar al PSE del poder. -Era su tentación, pero España no les perdonaría su hipocresía-; o se disponían a patrocinar el gobierno socialista de Patxi López, cumpliendo recíprocamente con el apoyo dado por el PSE a Jaime Mayor Oreja en 2001. El PSOE se lo puso muy difícil, dando su apoyo al gobierno de UPN en Navarra. El PP no resistió este acuerdo y se divorció de los nacionalistas navarros. No había elección. Entre la sangría de votos apoyando al PNV y humillarse ante los socialistas, eligieron la humillación.
Su grima a los pactos con socialistas es patente: justicia, economía, educación –esta difícil-, terrorismo,….. Solo admiten los que se ven como ganadores, si no, a denigrarlos. Tampoco aceptan pactos entre el PSOE y otras fuerzas políticas democráticas, pues los boicotean desde cualquier institución o se lanzan a histéricas rebeliones a las decisiones del parlamento de España –Hacen a los independentistas unos meros aprendices-. Es enfermiza su oposición a cualquier acuerdo que pueda ayudar a los socialistas en la salida de la crisis económica. Se dedican a proponer medidas incoherentes y demagógicas con la intención de ahogar al estado y después culpabilizar a los socialistas. Naturalmente, no pueden hacer público su programa anticrisis por lo impopular de sus medidas: congelación de sueldos a funcionarios, pensiones y sueldo mínimo, disminución del estado del bienestar, recorte de becas, masiva externalización de servicios públicos, mayor privatización en sanidad, despidos mas baratos, reforma laboral con contratos basura -igual que la patronal-, subvenciones a empresarios, retirada de ayudas a los parados, etc, etc,….
Anteayer, en el Congreso de los Diputados, el PP presentó una moción en contra de la subida del IVA con la intención de perjudicar la acción del ejecutivo, a la que se unió CiU, IU, ERC y el grupo mixto –Curioso cuadro. ¿Habría café por medio?-. Ni derecha, ni izquierda dieron una solución, y ninguno se atrevió a comprometerse para rebajar o quitar el IVA si llegaran a gobernar. Pandilla de cínicos.