Fueron Ronald Reagan, Paul Wolfowitz, Dick Cheney, Donald Rumsfeld y Margaret Thatcher entre otros, los que hace veinticinco años nos metieron en nuestras cabezas las ideas ultraliberales de los neocons sobre que, los estados no deben participar en las empresas, ni inmiscuirse en sus negocios, pues el mercado era autosuficiente. Nos hicieron creer que valía todo para conseguir dinero, que el dinero estaba ahí y solo teníamos que cogerlo. George W. Bush, como continuador de esas ideas -"El capitalismo democrático es el mejor sistema jamás conocido", decia-, ha sido quien con su desastrosa presidencia, ha acelerado la demostración, de lo nefastas que son las ideas neocons para el 95% de la población. Hoy estamos sufriendo la segunda peor crisis económica jamás conocida, por ellos.
El representante en España de las ideas ultraliberales de los neocons americanos es el Partido Popular. El Diputado por Palencia, Ignacio Cosidó, es un claro ejemplo. Fue el PP quien nos metió en el desenfreno de idolatración al dinero, en el todo se compra y se vende por un puñado de euros, en el espejismo de la abundancia, en la borrachera de la avaricia. De esta forma, y con las acusaciones típicas y mentirosas propias de su ideología, de las que nunca se retractan, iniciaron su andadura arrebatando a Demetrio Madrid la Presidencia de Castilla y León, y así, llegaron también al gobierno de España en 1996, después de utilizar a victimas y con las complicidades periodístico-mafiosas propias del hampa –¿judiciales?, comprobaremos como tratan la corrupción que está salpicando de lleno al PP-. Con estas artimañas es como convencieron a los españoles de que las ideas ultraliberales de Reagan y Thatcher en versión española, tenían que ser implantadas en España por los Aznar, Rato, Cascos, Arenas, Rajoy, Aguirre y Cia.
Cuando llegaron al gobierno, ya hacia un año largo que el mundo había comenzado su mayor periodo de bonanza económica. Subidos en la ola del boom monetario que recorría el planeta, y al mejor estilo ultra de los liberales-neocon, vendieron las mejores empresas que el estado tenía -a círculos de la derecha-, la fiscalía anticorrupción que debía investigar la corruptelas y la economía sumergida la dejaron bajo mínimos, hicieron una ley del suelo que invitaba a la especulación urbanística, cerraron los ojos con los cientos de miles de inmigrantes ilegales que entraban en nuestro país sin casi opción a regularizarse y con los empresarios sin escrúpulos que se aprovechaban de su semiesclavitud, utilizaron los altavoces que da el gobierno de una nación – publicidad barata, pagada por todos- para crear el caldo de cultivo que animaba a los españoles a compra-ventas desaforadas y a empeñarse hasta los ojos con bancos y cajas. Daba igual que la gente se súper-hipotecara, lo importante era que se invirtiese en bolsa –Terra, ¿alguien se acuerda?-, que se compraran viviendas para después revenderlas, que se compraran coches cada vez más caros, que hicieran viajes imposibles, comprar, comprar, comprar,..... siempre comprar, nunca un simple aviso de precaución al sobreendeudamiento de los ciudadanos. "Si la gente compra es porque tiene dinero" decían. Incluso hubo quien se auto-atribuyó la bonanza económica mundial: "el milagro soy yo", dijo el innombrable.
Aunque en un principio -primera legislatura- muchos analistas no supieron dar respuesta a la explosión económica, pensando que tal vez tuvieran razón los neocons españoles. Fue en el año 2000, con el derrumbe de las Telecos, cuando se vio claro que ese camino que estaba tomando nuestro país en lo económico, no era el idóneo. Estábamos gastando por encima de nuestras posibilidades, no se ahorraba en previsión de un súbito cambio de ciclo económico. La gente vivía al día o por encima de sus posibilidades. Se movía una gran cantidad de dinero, pero la población estaba cada vez más empeñada y sin capacidad de respuesta. La vivienda subía y subía cada año, el 12%, 15%, 18% obligando a los españoles a comprar a precios desorbitados o a vivir con sus padres. Se comenzó a hablar del estallido de la burbuja inmobiliaria.
Desalojados del gobierno por los españoles, el nuevo gobierno socialista se dispuso en lo posible, a restablecer los parámetros económicos que nos harían mas competitivos y preparados, para cuando llegaran los tiempos de vacas flacas –que siempre llegan-. La vivienda comenzó a bajar su precio de forma progresiva año tras año, el estado promovió el ahorro, se llego al superávit económico y el dinero ganado con la bonanza económica internacional, fue repartido entre los españoles en formato de mas ayudas, nuevos derechos, mejores sueldos, mas servicios sociales,.....
Hoy, año y pico después de volar por los aires el sistema económico ultraliberal-neocon en el mundo mundial, y después de ver como todos aquellos que no querían al estado, lloran a los gobiernos intervenciones económicas en empresas privadas, tenemos en nuestra España al Partido Popular queriendo endosar al PSOE la responsabilidad de la crisis económica. Al Gobierno Zapatero, uno de los pocos gobiernos del mundo que no ha tenido que dar dinero a los bancos -solo los ha avalado, con intereses incluidos-, y ejemplo para el Banco Central Europeo de la regulación que el Banco de España ha llevado a cabo con las finanzas, es a quien el PP quiere culpabilizar de la crisis. Un Partido Popular cuyas recetas económicas para combatir la depresión económica –las cuales callan-, son el abaratamiento del despido, menor gasto público con la consiguiente reducción drástica de ayudas –becas, vivienda, guarderías, cheques-bebés. …-, menos servicios sociales y derogación de algunas leyes de derechos.
Al igual que en EEUU, tenemos en España el tremendo problema del paro, consecuencia de la desastrosa gestión que los neocons han hecho del sector de la construcción, permitiendo que el crecimiento de la economía productiva, se basara principalmente en el ladrillo.
Ahora hay que reorganizar, distribuir y formar a todas esas personas que se han visto obligadas a dejar las obras en nuevas ocupaciones. Se conseguirá, en España y en Estados Unidos. Todos los que están sufriendo esta crisis, deben tener presente quienes son los verdaderos culpables de su situación, los ultraliberales-neocons, - republicanos- de Bush en EEUU y los neocons del Partido Popular en España.
Últimamente con todas estas tramas destapadas en la derecha española, estamos comprobando para que sirvieron y como se aprovecharon los ocho años de gobierno neocon del Partido Popular, la corrupción campó a sus anchas por nuestro país. Estos ultras quieren echar la culpa a la izquierda de todos sus desmanes y desaguisados.
El representante en España de las ideas ultraliberales de los neocons americanos es el Partido Popular. El Diputado por Palencia, Ignacio Cosidó, es un claro ejemplo. Fue el PP quien nos metió en el desenfreno de idolatración al dinero, en el todo se compra y se vende por un puñado de euros, en el espejismo de la abundancia, en la borrachera de la avaricia. De esta forma, y con las acusaciones típicas y mentirosas propias de su ideología, de las que nunca se retractan, iniciaron su andadura arrebatando a Demetrio Madrid la Presidencia de Castilla y León, y así, llegaron también al gobierno de España en 1996, después de utilizar a victimas y con las complicidades periodístico-mafiosas propias del hampa –¿judiciales?, comprobaremos como tratan la corrupción que está salpicando de lleno al PP-. Con estas artimañas es como convencieron a los españoles de que las ideas ultraliberales de Reagan y Thatcher en versión española, tenían que ser implantadas en España por los Aznar, Rato, Cascos, Arenas, Rajoy, Aguirre y Cia.
Cuando llegaron al gobierno, ya hacia un año largo que el mundo había comenzado su mayor periodo de bonanza económica. Subidos en la ola del boom monetario que recorría el planeta, y al mejor estilo ultra de los liberales-neocon, vendieron las mejores empresas que el estado tenía -a círculos de la derecha-, la fiscalía anticorrupción que debía investigar la corruptelas y la economía sumergida la dejaron bajo mínimos, hicieron una ley del suelo que invitaba a la especulación urbanística, cerraron los ojos con los cientos de miles de inmigrantes ilegales que entraban en nuestro país sin casi opción a regularizarse y con los empresarios sin escrúpulos que se aprovechaban de su semiesclavitud, utilizaron los altavoces que da el gobierno de una nación – publicidad barata, pagada por todos- para crear el caldo de cultivo que animaba a los españoles a compra-ventas desaforadas y a empeñarse hasta los ojos con bancos y cajas. Daba igual que la gente se súper-hipotecara, lo importante era que se invirtiese en bolsa –Terra, ¿alguien se acuerda?-, que se compraran viviendas para después revenderlas, que se compraran coches cada vez más caros, que hicieran viajes imposibles, comprar, comprar, comprar,..... siempre comprar, nunca un simple aviso de precaución al sobreendeudamiento de los ciudadanos. "Si la gente compra es porque tiene dinero" decían. Incluso hubo quien se auto-atribuyó la bonanza económica mundial: "el milagro soy yo", dijo el innombrable.
Aunque en un principio -primera legislatura- muchos analistas no supieron dar respuesta a la explosión económica, pensando que tal vez tuvieran razón los neocons españoles. Fue en el año 2000, con el derrumbe de las Telecos, cuando se vio claro que ese camino que estaba tomando nuestro país en lo económico, no era el idóneo. Estábamos gastando por encima de nuestras posibilidades, no se ahorraba en previsión de un súbito cambio de ciclo económico. La gente vivía al día o por encima de sus posibilidades. Se movía una gran cantidad de dinero, pero la población estaba cada vez más empeñada y sin capacidad de respuesta. La vivienda subía y subía cada año, el 12%, 15%, 18% obligando a los españoles a comprar a precios desorbitados o a vivir con sus padres. Se comenzó a hablar del estallido de la burbuja inmobiliaria.
Desalojados del gobierno por los españoles, el nuevo gobierno socialista se dispuso en lo posible, a restablecer los parámetros económicos que nos harían mas competitivos y preparados, para cuando llegaran los tiempos de vacas flacas –que siempre llegan-. La vivienda comenzó a bajar su precio de forma progresiva año tras año, el estado promovió el ahorro, se llego al superávit económico y el dinero ganado con la bonanza económica internacional, fue repartido entre los españoles en formato de mas ayudas, nuevos derechos, mejores sueldos, mas servicios sociales,.....
Hoy, año y pico después de volar por los aires el sistema económico ultraliberal-neocon en el mundo mundial, y después de ver como todos aquellos que no querían al estado, lloran a los gobiernos intervenciones económicas en empresas privadas, tenemos en nuestra España al Partido Popular queriendo endosar al PSOE la responsabilidad de la crisis económica. Al Gobierno Zapatero, uno de los pocos gobiernos del mundo que no ha tenido que dar dinero a los bancos -solo los ha avalado, con intereses incluidos-, y ejemplo para el Banco Central Europeo de la regulación que el Banco de España ha llevado a cabo con las finanzas, es a quien el PP quiere culpabilizar de la crisis. Un Partido Popular cuyas recetas económicas para combatir la depresión económica –las cuales callan-, son el abaratamiento del despido, menor gasto público con la consiguiente reducción drástica de ayudas –becas, vivienda, guarderías, cheques-bebés. …-, menos servicios sociales y derogación de algunas leyes de derechos.
Al igual que en EEUU, tenemos en España el tremendo problema del paro, consecuencia de la desastrosa gestión que los neocons han hecho del sector de la construcción, permitiendo que el crecimiento de la economía productiva, se basara principalmente en el ladrillo.
Ahora hay que reorganizar, distribuir y formar a todas esas personas que se han visto obligadas a dejar las obras en nuevas ocupaciones. Se conseguirá, en España y en Estados Unidos. Todos los que están sufriendo esta crisis, deben tener presente quienes son los verdaderos culpables de su situación, los ultraliberales-neocons, - republicanos- de Bush en EEUU y los neocons del Partido Popular en España.
Últimamente con todas estas tramas destapadas en la derecha española, estamos comprobando para que sirvieron y como se aprovecharon los ocho años de gobierno neocon del Partido Popular, la corrupción campó a sus anchas por nuestro país. Estos ultras quieren echar la culpa a la izquierda de todos sus desmanes y desaguisados.
De mano de la izquierda queda permitirlo. Solo de la izquierda.
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